A las 8:46 de la mañana de aquel 11 de septiembre, el vuelo 11 de American Airlines se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center. Desde ese momento, el caos y la desesperación se apoderaron de la ciudad mientras la noticia se propagaba rápidamente.
Unos 17 minutos después, el vuelo 175 de United Airlines se estrelló contra la Torre Sur del WTC, específicamente a las 9:03 a.m. Ambas torres sufrieron graves daños estructurales y comenzaron a incendiarse, desencadenando una carrera contra el tiempo para evacuar a miles de personas que se encontraban dentro de los edificios, que finalmente se desplomaron.
Ambos aviones eran vuelos comerciales con pasajeros inocentes a bordo, que fueron secuestrados por terroristas de Al Qaeda.
Los equipos de rescate, bomberos, policías y voluntarios se unieron en una respuesta sin precedentes para ayudar a las víctimas y buscar sobrevivientes entre los escombros del World Trade Center. La valentía y el sacrificio de estos héroes se convirtieron en un símbolo de esperanza en medio de la tragedia.
El colapso de las torres resultó en la muerte de aproximadamente 2,753 personas, incluyendo a aquellos que se encontraban dentro de los edificios, así como a los rescatistas y socorristas que valientemente acudieron al lugar para ayudar.
Entre los fallecidos se encontraban empleados de las empresas que ocupaban las torres, personal de rescate y emergencia, y numerosos visitantes que se encontraban en los edificios o en los alrededores.
